El amor y el dolor son las mejores musas, si es que las tengo, para mí. No
creo que sean la inspiración, al menos para alguien como yo, que sólo escribe para soltar lo que tiene dentro como mecanismo
de ayuda porque lo que se me queda dentro, sea bueno o malo, me agobia por la necesidad de contarlo y hay veces en
las que mejor es callar ante los que tienes cerca que te quieren porque sufrirían por ti o porque nada les interesa más que sus
propios amores o dolores. Por esa necesidad abrí en su día este blog, porque
pensé que en algún momento un extraño lo leería y podría suceder eso de
compartir las mismas inquietudes. Y sigo
en ello. Y agradezco las visitas tanto públicas como privadas. Seguiré
escribiendo porque hablar de lo que siento lo hace menos real.
Hoy lo que quisiera compartir es que me faltan las ganas de vivir, que he
vuelto a perderlas por enésima vez, pero que ahora ya estoy agotada, y que sólo el
convencimiento de que una madre, mi madre, no debería ver morir a sus hijos me
retiene en este mundo. He muerto tantas veces en vida que no me quedan fuerzas.
Aprender y crecer ya no es suficiente, porque ni aprendo ni crezco, porque cada
vez que me atrevo a comenzar algo que deseo, termino siendo quien pierde. Ya se
me murieron las fuerzas del todo y ya no queda nada de mí.
Siento hoy tal desesperación que nada tiene sentido. Me siento tan vacía que
nada me merece la pena. La vida ha vuelto a matar mis deseos de ser yo y me
convierte en un alma en pena para el resto de mis días. He de descolocarme y
soñar para ser alguien que no soy sino alguien que sueña. Y soñar no es bueno
porque los sueños engañan, los deseos te defraudan, la vida no siempre parece
justa y con los demás, si amas, o con aquellos que te dicen que te aman, no
siempre aciertas y pierdes en el riesgo.
No tengo treinta años, es cierto, ni cincuenta… pero no escarmiento… y puedo
enamorarme como si tuviera veinte y
puedo sufrir como si tuviera quince. La edad no es garantía para nadie
ni de serenidad, ni de ser panacea para el dolor. El amor no tiene edad, ni
voluntad, ni sentido, ni cordura, ni prejuicios ni perjuicios, ni talento, ni
tiempo, ni razones, ni compromisos, ni obligaciones, ni culpas, ni siquiera
sexo. Hoy lo sé porque me he enamorado de una mujer. No es que me gusten las
mujeres, es que amo a esa mujer y aún amándome tampoco ha estado dispuesta a pelear nada
por mí, como todos “mis hombres”. A
pesar de todo daría la vida por ella. Extraño pero sé que es amor. Lo demás
está de más.
La verdad es que en mi vida el amor y el dolor han ido siempre de la mano y
han sido esos, por unos y por otros, para bien o para mal, los únicos que la han
levantado o los que han acabado con ella. Una noria en toda regla de la que
siempre igual he deseado que parase o que siguiera girando hasta marearme.
Siempre he sido yo y he arriesgado todo.
Hoy amo como no he amado nunca, hasta tal punto que, aunque sé que es para
mal, mataré por última vez mi vida porque la tristeza y la desolación volvieron
a hacer nido en mí. Y ahora sí que se quedan para siempre porque alguien lo
necesita y porque a mí me faltan las ganas de volver.
Como mi primer amor, mi último amor.
2 comentarios:
Parece que esta demoda y me ha llegado al facebook. No se si tiene y lo habrá pero al leer se lo envio. Me gusto pasar por aqui. Gracias por escribir. Yo tambien he pasado por eso.
https://www.youtube.com/watch?v=8XRSnYzewes
Gracias por el comentario, el enlace y su visita.
Si que me llegó también al facebook. Rueda mucho y la he visto en algunos perfiles. Ya la conocía y conocía la letra pero es verdad que nunca me sonó tan triste.
Gracias de nuevo.
Publicar un comentario