Un
lirio blanco descansa en la orilla
mientras,
se entornan mis ojos,
se
entreabre mi boca
y dejo
escapar el último suspiro,
con
una sonrisa en los labios
que
nadie supo recoger
y
que desvanece un cielo desdeñado.
Como
un primer amor, único y etéreo,
eterno
en la memoria,
querencia
infinita del que sabe amar.
Belleza
mágica susurrada
donde
ya no sea posible soñar
con
la pasión de un amor realizable
que
acuna estrellas
y
delicado en todos sus afectos.
Pruebas
de amor o palabras que laceran,
locura
de amor fuera de mi alcance,
flores que pierden su perfume
son lágrimas
derramadas ante mi tumba,
romero
y violetas, frágiles prendas
y en mi vida ya no hay vida.
y en mi vida ya no hay vida.
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