martes, 25 de agosto de 2009

Psicó-logico ?

Dicen que "la Primavera la sangre altera"... y, supongo, que el Verano te la revoluciona.
Bueno... puede que mi sangre sea de horchata porque sigo sin ganas de nada y la alegría no es que corra libremente por los pasillos de mi vida.
Acudí al médico porque la ansiedad unos dias, y la tristeza otros, me producía imsomnio, palpitaciones y dolores varios. Después de las analíticas, determinó que, posiblemente me estuviera metiendo en una Depresión, con episodios de Ansiedad, y eso me provocaba todo el malestar físico, pero que también podía ser al contrario ( diagnóstico claro y preciso ).
Después de un mes tuve que dejar la medicación... el horario de trabajo es bastante complicado y dormir o descansar son lujos que en verano, y en hosteleria, no me puedo permitir.
Afrontando el mes de Agosto, y otras circunstancias, mi situación anímica empeora hasta el punto de ser un quinario tener que salir de casa, y si es para enfrentarme a 12 horas de trabajo, aun más. Llegado a este punto solicité ayuda profesional y ayer fué mi cita con un Psicólogo.
Imaginas a un señor con barba, ya entradito en años, con cara de buen amigo, que te hace tumbar en un sofá y te hace hablar de tu vida, o te enseña unos dibujitos raros y te pregunta qué ves, y que después de una hora de charla, y gracias a sus conocimientos te dice que sabe cuál es tu problema y te cuenta cómo solucionarlo..... Pues no. Me encontre con una mujer, con una chica que no creo que superara los treints y pocos (que no quiere decir nada), que me somete a toda clase de preguntas y anda tomando notas, en una consulta que, por fria, no ofrece relax alguno, y que pasados 45 m me dice que para empezar ya está bien, que nos vemos pasado septiembre porque se va de vacaciones y que en la próxima hablaremos de otros aspectos de mi vida.
Ja... ¿ para eso he acudido a un psicólogo ? Pues menos mal que no tengo tendencias suicidas porque de aqui al 19 de Octubre podría pasar cualquier cosa.
Los problemas no se arreglan con medicación. Mis problemas me producen ansiedad y sólo buscaba una manera de enfrentarme a ella. Ahora, encima, cuando pienso la cantidad de ayuda psicológica que he recibido, me pongo de mala leche.