Amada mía.
Te amo ante todo y después de todo y no sé si necesito más tiempo para
amarte o para dejar que todo se desvanezca.
Hoy no tengo nada mío, todo es tuyo y he de recuperarlo por tu bien y por el
mío, por más que crea que tu bien pudiera ser yo, por más que sepa que mi bien
eres tú. Porque no puedo dejar de pensar en ti día y noche. Pero es lo que debo
si no quiero que de ti me hable todo a todas horas y en lugar de corazón sólo
tenga una pena… no haber sido tuya, por tu amor, para siempre.
No tengo vida sin ti y mi cuerpo sin alma se duele por no poder olvidar,
porque mis pesares dicen tu nombre y, a pesar de todo, mi amor es cada día más
tuyo y menos mío. Te hiciste parte de mi ser y, aunque hoy he de esquivar tu
mirada para que no veas mi sentir, debajo de mi piel permanecerás tatuada, entre mis dedos, en mi memoria y en mi alma.
Sigo necesitando tanto tenerte cerca que todo me produce nostalgia de estar
contigo por esa distancia que quieres que ponga entre nosotras, porque pasé de
sentir que era lo que más querías para ser feliz a ser lo que menos necesitas para serlo.
Seguiré viviendo y respirando tu aire por mucho que sea lo que nos
separe y no podré olvidar esos días en los que tenerte de frente y poder abrazarte era
el motor de mi vida. Después de haber alimentado mis ilusiones y mis
anhelos de ser feliz sólo a tu lado y de pedir a Dios que me permitiera estar
contigo para siempre, después de haberme abandonado, sigo sin necesitar razones para amarte.
Completaste mi media alma siendo mi ángel y, siendo el remanso de amor en el
que quise quedarme por toda la eternidad, esa media vida que a todos nos falta,
fuiste destinataria de mi amor siendo mi flaqueza y, sin haber podido aún acariciar cada poro
de tu piel, creí que no podíamos cosechar más que felicidad navegando
juntas.
Por ponerte en mi camino doy gracias a la vida y he de bendecir el amor que
nació de nosotras para no desfallecer más ante mi soledad, que sólo será el leve
precio para tu felicidad. Y lloraré como sólo un ser enamorado sabe llorar
cuando sus abrazos no han de ser correspondidos porque mi mayor miedo era
perderte si no eras tú y ese ha sido mi pago, porque acepté, presa del amor que
me brindaste.
Gracias amor por toda una vida, corta vida, de luz.
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