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No hace mucho leía a alguien que decía sentirse “ajeno a su propia vida”. Nunca adquirí conciencia de que esto pudiera ocurrir hasta hace poco, y lo mas cercano que lo tuve nunca fue en la imagen de ese alma que se retrae del cuerpo, que se deshace de lo mundano y contempla las horas desde la barrera, como cualquier espectador que acude a un estreno y se extraña al ver rostros conocidos, situaciones parecidas, desesperaciones semejantes y monotonías tales, y se contempla incrédulo como protagonista reiterado, pero sin consentimiento, en una película para la que el director no adelantó guión alguno y con unos diálogos que, aunque inexistentes, no le resultan ajenos.
Siempre asumí mi vida como la única que podía, o debía, vivir porque no era más que el resultado de decisiones, elecciones, y devenires de los que nunca fui autentica propietaria porque siempre estuvieron condicionados por personas, sentimientos, compromisos… pero de los que siempre fui la única hacedora.
Errores, necesariamente admitidos por la evidencia. Compañeros de viaje que, aleatoriamente, fueron acaso asignados a asientos contiguos a los nuestros y con los que compartimos camino, sin querer, a consecuencia de un cortés “buenos días”. Responsabilidades que se fueron amontonando por la absurda creencia de que siempre puedes ser capaz de un poco más. Mediaciones, tareas, imposiciones, pactos y empeños propios, suertes y desventuras, y caprichos varios.
¡En cuántas ocasiones desea uno, viendo su vida desde el escaparate, poder cambiar tantas cosas y viéndose atado de pies y manos lo deja pasar! ¿Qué clase de sorprendente conformidad hace posible sobrellevar tedio, rutina, o mentiras, con la misma naturalidad con la que se mira la hora en un reloj? ¿Dónde se encuentra la excusa, dónde el pretexto para continuar?
Pasado el tiempo entiendes aquello que alguien te repetía cuando de niño hacías algo que no estaba bien y te disculpabas con cualquier mal argumento…”obras son amores, pero no buenas razones”. Comprendes que ni obras ni razones serían las mismas hoy, con lo que sabes, pero que tampoco, de haber sido distinto, podrías amar a los que hoy amas.
La vida no cambia, cambiamos nosotros o la vida nos hace cambiar mientras a la vida le damos todo cuanto nos es posible concederle. Cuando la vida deja de exigirte, te das cuenta de que de entre todo lo que conseguiste, lo que realmente necesitas, no lo tienes y comienzas a requerirle la devolución porque el producto es defectuoso.
Y resulta que no tenía garantía...
Siempre asumí mi vida como la única que podía, o debía, vivir porque no era más que el resultado de decisiones, elecciones, y devenires de los que nunca fui autentica propietaria porque siempre estuvieron condicionados por personas, sentimientos, compromisos… pero de los que siempre fui la única hacedora.
Errores, necesariamente admitidos por la evidencia. Compañeros de viaje que, aleatoriamente, fueron acaso asignados a asientos contiguos a los nuestros y con los que compartimos camino, sin querer, a consecuencia de un cortés “buenos días”. Responsabilidades que se fueron amontonando por la absurda creencia de que siempre puedes ser capaz de un poco más. Mediaciones, tareas, imposiciones, pactos y empeños propios, suertes y desventuras, y caprichos varios.
¡En cuántas ocasiones desea uno, viendo su vida desde el escaparate, poder cambiar tantas cosas y viéndose atado de pies y manos lo deja pasar! ¿Qué clase de sorprendente conformidad hace posible sobrellevar tedio, rutina, o mentiras, con la misma naturalidad con la que se mira la hora en un reloj? ¿Dónde se encuentra la excusa, dónde el pretexto para continuar?
Pasado el tiempo entiendes aquello que alguien te repetía cuando de niño hacías algo que no estaba bien y te disculpabas con cualquier mal argumento…”obras son amores, pero no buenas razones”. Comprendes que ni obras ni razones serían las mismas hoy, con lo que sabes, pero que tampoco, de haber sido distinto, podrías amar a los que hoy amas.
La vida no cambia, cambiamos nosotros o la vida nos hace cambiar mientras a la vida le damos todo cuanto nos es posible concederle. Cuando la vida deja de exigirte, te das cuenta de que de entre todo lo que conseguiste, lo que realmente necesitas, no lo tienes y comienzas a requerirle la devolución porque el producto es defectuoso.
Y resulta que no tenía garantía...
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16 comentarios:
No es posible volver atrás. Lo hecho, hecho está. Esto es un viaje sin retorno; no hay billete de vuelta. Es inútil arrepentirse de nada. El pasado solo es una película que puedes repasar si tienes memoria. Pero nada más. ¿Sigo?
Rienes razon ARO. No es cosa de volver atras, sino de seguir adelante sin olvidar, por si acaso.
Pero si que es verdad tambien que, incluso, en tu presente hay momentos en los que deseas es vivir y no pasar por la vida, y es cuando le das vueltas a esas cosas aun cuando no te arrepientas de nada de lo pasado.
Pero que si quieres seguir para mi sera un placer. Siempre lo es.
Hoy no te hago ningún comentario, me gustaría que te pasaras por mi blog, y vieras una entrada que hice el 17 de diciembre que llama 1440, ese sería mi comentario al texto tuyo de hoy, un saludo.
Alli me he ido y en cuanto empece, recorde haberla leido. Lo he vuelto a hacer. Todo un lujo.
Gracias señor MAME. Al final, ademas, voy a quererle y todo.
Con tu permiso me hago seguidor de tu blog y hago un enlace directo en el mio con el tuyo, un saludo.
Por favor señor MAME, esta usted en su casa.
El enlace es reciproco.
Gracias.
nice blog and very informative also.
MAILE:
¡Sin garantís y sin manual de instrucciones!
Salu2
Thank you, gentleman SHASHI... and I expect to return to see him for you.
Si mi señor DIEGO... y eso que hasta guarde el ticket.
Pero ¿a que j... fastidia un monton?
Besos señor.
Claro que no hay vuelta atrás, pero yo sí me arrepiento de algunas vivencias, quisiera a veces una segunda oportunidad para hacer cosas que en su momento no quise, no supe o no pude hacer. En fín cositas así...
Un besito.
Si se vuelve atras siempre que sea para recordar lo bueno y aprender de lo malo...
Excelente texto, parabens adorei naturalmente
vou voltar
CAMPOAZUL...¿a que tu tambien volverias atras, si pudieras, a remendar algo por pequeño que fuese? Yo seguro.
Besos mi niña.
DESNUDA, la pena es que en el recuerdo no tenemos una criba para poder separar. El recuerdo es recuerdo y muchas veces anda mezclando churras y merinas, y olvidar es imposible.
Gracias por venir, cielo.
Muito obrigado senhor Biel. Alegro-me de que goste. Volte você quando queira. Como em sua casa.
Saludos
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