viernes, 19 de marzo de 2010

Bombon de chocolate



¿Quién, con unos añitos, no recuerda aquellas meriendas de pan con chocolate?
¡Qué rico! Aquel “cocholate” negro, casi un poco amargo, con ese “pedazo de bollo” que nos daba mamá mientras nos decía “un bocado pequeño al chocolate y uno grande al pan” para que ambos nos durasen el mismo tiempo. Eran tiempos en los que, frente del pan con aceite, el chocolate era un premio para un niño y una fuente de energía para los padres.
Con la aparición de los bollicao, los phoskitos o los donuts, ya ni el chocolate es lo que era. Ya trae avellanas, o leche, o viene relleno de mil frutas, licores o sabores. Pero el chocolate chocolate, el puro cacao si lo encuentras, sigue siendo un placer para los sentidos lo tomes como lo tomes.
Esta semana he descubierto, bueno… probado, una forma ideal para disfrutarlo y, además, no se “queda apalancado” en la cintura.

RECETA…

Coger el bizcocho… normalito, nada especial… y embadurnarlo en una mezcla de azúcar morena y café. Utilizar siempre las manos, con movimientos suaves y cariñosos que, de lo contrario, el bizcocho se estropea y pierde calidad.
Cuando haya tomado la esencia y el aroma del café azucarado, quitar todo resto de azúcar, pues quedaría “demasiado” dulce y empalagoso.
Colocarlo sobre un plástico, y esparcir por su superficie una fina capa de chocolate de la mejor calidad, fundido y templado, sin dejar hueco. Envolver durante veinte minutitos de nada y dejar que el cacao impregne de sabor la masa. Mientras tanto, no estaría de mas, degustar una pequeña porción del chocolate sobrante, dejándola deshacer en la boca (nada de churros, que engordan).
Al cabo de los veinte minutos, retirar el plástico, y quitar el cacao sobrante.
El bizcocho dejo de ser simplemente un bizcocho, para convertirse en un dulce al chocolate, suave, tierno, ligero y con recuerdos de juventud.
Para finalizar, extender una fina capa de mousse de cacao con unas gotas de esencia de menta, esparciéndolo hasta que el bizcocho lo haya absorbido por completo.

RELLENO

El bizcocho era yo, y el chocolate parte de una de mis “lecciones” de masaje.
A los bollicao, los phoskitos y los donuts… los dejé a la altura del betún.
¿Conocen ustedes los “after eihght”?... pues, al terminar, yo era el mejor bombón de la caja.
Pruébenlo.

sábado, 13 de marzo de 2010

Un californiano... por favor.


Desde mis tobillos sube el dolor acompañando a sus dedos.
Círculos generosos que remueven cualquier sedimento de bienestar que comienza a danzar entre vellos erizados.
Rozando la línea intocable de la sensualidad, sin llegar a traspasarla, dejando a la imaginación el arte de lo excitante.
Licencias que se mecen en el remanso de una cintura ávida de sosiego, paciencias al son de músicas que suenan al otro lado del mundo.
Abandonos y languideces que esperan con premura el final de la historia y una exigencia de paz duradera.
De mis tobillos a mis hombros, salvando oquedades y mesetas,… vientres, nidos, surcos… donde los relieves carecen de toda excelencia.
Me deje llevar y viajé, desde sus manos, entre aromas de lavanda y naranja.


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domingo, 7 de marzo de 2010

Nana Claudia

Cántame una nana que me despierte
que ya me cantaron muchas
para que durmiese.
Cántame una nana que me sonría
y despierte mis sentidos…
que no muriesen.
Cántame una nana y ámame
que me amaron muchos
que me mataron…
y no me cantaron nanas…
que me despertaron.
Que vivir dormida no es vivir
sino dormir soñando con una nana
que cada noche oyera
y nadie cantaba.
Cántame una nana, amor mío,
échame de menos,
que dormiremos juntos
y moriré contigo.

viernes, 5 de marzo de 2010

Con una mirada


Como del cristal supiste ver a través de mí.
Adivininaste lo profundo y lo mas profundo aún.
Yo, que había cerrado mis páginas,
y tú que supiste leer mis letras escondidas.
Encerrada bajo llave,
lanzaste el candado lejos de la locura.
En mi corazón ríos que moverán molinos
y en mis entrañas deseos de vivir.
Para verme en tus ojos
me bastó una mirada.