viernes, 26 de febrero de 2010

Oferta de empleo

Como ando en el intento de cambiar de trabajo, he colocado en mi correo una alerta para recibir ofertas desde diferentes webs de empleo.

Hoy me ha llegado una referente a un Salon de Spa y me he quedado con una duda.



Spa y salud corporal


Somos un nuevo salón Spa con grandes expectativas
de crecimiento, contamos con un moderno equipo de
colaboradores y estamos en constante expansión.

Se requiere


Diplomado
Más de 5 Años de experiencia laboral
Conocimientos y experiencia en dirección empresa,
contables, financiera, informatica en comunicaciones,
excel, base de datos.


Descripcion de la oferta


Responsable de la Administracion general.
Residente en .............................
Edad entre 45 y 50 años. Si es mujer se valora.





¿Puede decirme alguien que es lo que se "valora"? ...¿la edad si eres mujer? ¿el ser una mujer con esa edad? ¿Es que seria un problema si eres mujer? ¿Es que si te conservas en condiciones minimamente aceptables, no importara que seas mujer?....


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jueves, 25 de febrero de 2010

Playback

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Un amigo me ha enviado esto. Me hizo sonreir y queria compartirlo con vosotros.

Su mensaje era... "si te canta alguien asi... ¿importa lo que diga?"



martes, 23 de febrero de 2010

Verbos


Pensar.
Soñar despierto no siempre es un buen regalo.
Procurar.
El borde de la linea del equilibrista es una temeridad.
Allanar.
Levantar altas murallas parece lo mas sensato. Una tras otra.
Respirar.
Sentir una mano apretando tu garganta. Mirar y ver que es la tuya.
Buscar.
Encontrar ventanas cerradas y cristales opacos por el vaho.
Recordar.
Huecos oscuros donde el alma no sabe de amnesias.
Hablar.
Ser el eco de palabras que nadie oye.
Volver.
Habitar vacios donde no hay aire.
Preguntar.
La callada por respuesta. Silencio.
Amar.
Pensar.Procurar.Allanar.Respirar.Buscar.Recordar.Hablar.Volver.Preguntar.
Vivir.
Pensar que es un sueño.

domingo, 21 de febrero de 2010

y nos faltara cielo...

Préstame tu orilla, que hasta ella llegare remando suave mi barca.
Regálame abrigo, para descansar mis mejillas contra tu pecho.
Sé un puente hasta mis delirios y llenemos de luz soledades.
Envuélveme y seré la brisa que te despierte cada mañana.
Mírame y yo seré murmullo en tus sueños.
Apréndeme y te enseñare cuan fuerte puede ser la corriente en las venas.
Destápate y sabremos de lo liviano de los días.
Escálame, que las brumas no enturbiaran nuestros suspiros.
Háblame de amor y naufragare contigo.
Descúbreme y no habrá hielo que no se derrita entre tus dedos.
Siénteme y seremos mutuos reflejos.
Abrázame y tendremos razones para quedarnos.
Ámame y nos faltara cielo para dar la vuelta.
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sábado, 20 de febrero de 2010

Loca...



Escondes mi razón...
Sabes a sal y azúcar, a brisa marina y a whisky de malta, miel y pimienta, a hierbas frescas y a vainilla, y me atas a ti con cuerdas de oro.
Dominando mi perfume, hueles a azúcar y sal, a almíbar de melocotón, coco y canela, a licor de cacao, y haces que me lluevan rosas.
Inundas de pétalos perfumados la luz de mi existencia, encendiendo luceros que no puedo ver, porque paladeando tu cielo me llevo tu piel conmigo.
Deja que te baje la luna.
Déjame que dibuje arco iris sólo para ti.
Deja que sólo esta noche te ame con locura. Deja poner mi mano en tu alma y sentirás lo que siento, porque sin tu calor, y sin tu amor, no tengo cura...

domingo, 14 de febrero de 2010

Amor en cada beso




Pienso en ti y deshojo mis tristezas más allá de tus manos, reconociéndolas, y perdiendo la cuenta de tus besos,
Palpo tu esencia, me invade el deseo y mi corazón, enamorado y loco, me arrastra hasta ti para fundir calores hasta cansarnos.
Cierro los ojos y se agitan cada uno de los escondites de mi ser.
Oscuros recovecos y risas de malicia que mezclan inspiraciones para tardes sin mañanas, para noches sin días.
Silencios, pesares, entregas, amores…
Vanidades de deseo y pasión beben en las fronteras escondidas que resbalan desde el abismo de mis mejillas, con besos que caen susurrando inquietos hasta las supremas sensaciones que entregan el alma.
Lloviendo anhelos, amor fugaz y de locura, donde las palabras sobran y da tumbos el corazón, saboreando aromas y estallando por el placer de risas que se adormecen.

Un todo de gemidos, un placer para el descanso y amor en cada beso.
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jueves, 11 de febrero de 2010

Memorias del caseron.


Al atravesar el quicio de la puerta, y sin saber por qué, vinieron a su memoria imágenes de su niñez. Hacía mucho que no iba a la casa del pueblo… aquel caserón tenia algo especial, un aire que le envolvía entre recuerdos y querencias.
Desde que murió el abuelo Pablo no había vuelto y la muerte de la abuela Paca le obligó a regresar.
Demasiados rostros desconocidos, el olor empalagoso de las velas, muchas palabras que se repetían entre el desconsuelo y la cortesía… De nuevo debería enfrentarse a eso que tanto le desagradaba… corresponder con una sonrisa forzada de agradecimiento a aquellos a los que no recordaba después de tantos años y con los que ya no compartía nada más que los recuerdos de unos niños que, alguna vez, corrieron por esas calles jugando al aro o a la sigulera. Sólo el cariño eterno de la familia le mantenía atado de alguna manera a aquella casa que ya no parecía la misma. No, definitivamente, no lo era.
Únicamente hubo algo que le reconciliaba con aquel lugar. La imagen del abuelo le vino a la memoria mientras se sorprendía dibujando con sus dedos una cruz en el quicio y buscando la pequeña hornacina que invitaba a humedecer los dedos en agua bendita mientras los cuarterones del portalón, añejos y agrietados, de aromas a viejos robles, le volvían a sentar en el rebate merendando una “rebana” con manteca, con la cara llena de churretes y las rodillas desolladas por alguna caída.
Temió entrar. Aquella casa que tanto adoraba hoy le parecía sólo un viejo caserón, vacío de risas, en cuyas vigas lloraban todas las almas de los que por allí pasaron algún día y se dejaron parte de sus vidas entre los rincones y las alacenas.
Miedo le dio volver a mirar aquella escalera y recordarse deslizándose por la barandilla a riesgo de terminar revolcado en el suelo por no poder parar a tiempo gracias al aceite de linaza que, por brillo, ocultaba los hoy deshabitados pasillos de termitas.
El arcón del zaguán, que en tantas ocasiones le ofreció el escondite perfecto… la mecedora en la que comía caramelos a la caída de la tarde, con la fresquita… la vieja radio… la mesa camilla guardando turno para mover la copa y notar como las cabrillas te quemaban las piernas… la cama de colchón de borras que te abrazaba y te hundía sin permitirte ni un solo movimiento hasta que el querer salir a jugar podría mas que el sueño…
Eran tantas las presencias que estuvo tentado de no entrar…
La prima Adela dijo su nombre e interrumpió su viaje por los recuerdos. Le tomó de la mano y le sirvió de forzada excusa para volver a la realidad y tomar contacto con toda aquella gente que, ahora, llenaba por completo la antesala.
Le llevo de grupo en grupo haciéndole saludar a todo el mundo, conocidos y desconocidos, aunque todos parecían parientes, cercanos o lejanos, cualquiera sabia. Lo cierto es que deambuló por entre la gente casi sin ver a quien saludó ni oír a quienes le hablaron hasta que, desde unos hasta otros, llegó sin darse cuenta hasta el pie de la escalera. Hoy le pareció mucho más pequeña de lo que la recordaba, y sus peldaños se veían gastados, cansados de subidas y bajadas. Vino a su mente la primera imagen de aquella y de las palabras de la abuela. “recuerda, el primer escalón significa la oración”. Era lo único que recordaba.
No se pudo reprimir y comenzó a subir. Su mano en la barandilla de madera percibía la aspereza del descuido, los nudos de la vejez y el tambaleo de los años. No le importó dejar atrás el barullo incomprensible de toda aquella gente.
Ante el último escalón dudó. Mejor seria volver atrás, no remover mas los recuerdos, no sentirse desilusionado por tantos cambios, no descubrir sombras que permanecen al acecho a la espera de descubrirle ese dolor que no deseaba y al que tanto esfuerzo le supuso disfrazar.
Se había cambiado aquel suelo de arcilla roja que tantas veces vio limpiar con anilina, pero las cortinillas de la puerta habían tenido cuidado de copiarlas. Allí seguía el gran aparador guardando secretos de vajillas de loza antigua y manteles bordados a mano.
Se disponía a entrar en la habitación cuando alguien abrió la puerta del segundo piso y, como cualquier niño sorprendido ante una travesura, soltó la manija y dio media vuelta. Y allí estaba, la escalera al soberao, a ese desván en el que le gustaba correr entre tinajas de aceite y jabones de sosa, entre baúles y cajas que le fascinaba revolver asustando a las palomas que se colaban por la ventana que siempre estuvo rota.
La añoranza pudo mas que el y le llevo escaleras arriba. Lentamente empujó la puerta y cerró los ojos dispuesto a ese olor a aceitunas, a humedad, a piedra, a viejos periódicos, a madera…
No se oía desde allá arriba el incesante murmullo del velatorio. Era ya caída la tarde y la fábrica ya había detenido sus máquinas y lo más que se adivinaba eran las risas, cada vez más lejanas, de los últimos trabajadores que volvían a sus hogares. Podía oler el polvo, sentir la calidez de las paredes de las casas antiguas, esa que conservan después de que se hubiera puesto el sol, la densidad del aire aprisionado entre aquellas cuatro paredes. Prestó oídos al silencio.
Al abrir los ojos, sólo una vieja silla de enea llena de telarañas que, en un rincón, pedía a gritos volver a ser usada como si eso pudiera servirle para recobrar la dignidad perdida por el olvido, recordaba que un día allí hubo alguien. Ni cantaros, ni aceites,… ni los ecos de ningún tiempo. Nada.
Con un pesado ademán secó una lágrima. Una lágrima que seria la única y la ultima porque aquel caserón se había quedado sin alma y a el, ahora, ya no le atormentaría la idea de no poder volver.



martes, 9 de febrero de 2010

Vanidad... no controlable.

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Paseando por lo más terrenal engordé medio kilo.
No puedo, ni quiero, decir que un halago no es importante. Siempre lo es. Ni decidir qué halagos, ni respecto a qué, son más importantes, ni cuáles los que más engordan, que, como dice un amigo “ca uno es ca uno con sus caunas”.
Pero ayer me sorprendí “engordando”.
Me he lanzado al aprendizaje de “técnicas de Spa” (puede que con esto consiga salir de los fogones), y gracias a mi hermana que me ha prestado el “parne”, que los cursos son caros y como que no.
Pero he me aquí, que con la esperanza de que ya en el primer día de prácticas, pudiera oír de boca del monitor que poseo una manos predestinadas a esto (cosa que oí por cierto), mi vanidad se vio engordada por algo mucho mas venial, transitorio y superficial.
Algún día me importó mi edad, mis arrugas, mis canas, mi “demodé”, mi amor por lo antiguo o por los Carnavales o por mi Romería, hablar de mis devenires por la Fe, o haberme quedado anclada en la música de los 80. Hoy no.
En el trasiego del emparejamiento para realizar las prácticas de masaje, van y me emparejan con un “fisio”, de poco mas de treinta. Recordé un sueño en el blog “Inspiración” (http://simplementetodos-campoazul.blogspot.com/2010/01/masaje-terapeutico.html) y, casi que lo he hecho realidad.
Tendida en la camilla de masajes, envuelta en una toalla y dispuesta a una exfoliante que se llevara todos y cada uno de los años que, en ese momento, no deseaba tener, la pregunta del millón…

-” ¿Qué edad tienes?”
-... ¡trágame tierra!...
-“¿cuarenta?”
-... no me tragues, tierra… “Mas o menos”…
-“te conservas muy bien”…
-“En almíbar”…

Y es que no supe contestar otra cosa… pero hoy, mi vanidad, descansa entre melocotones y piñas… de lata… porque andan en conserva… como mi edad.

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lunes, 8 de febrero de 2010

Siempre... has sido mi debilidad.

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Te has dormido a mi lado.
Hemos derretido velas,
testigos de nuestra lujuria.
Abrazarnos y compartir suspiros.
Dejando caer las ropas en el suelo
y esparciendo dedos por la espalda.
Respiraciones acompasadas entre besos.
Escalofríos atravesando nuestros cuerpos,
apretando los dientes
y susurrando palabras en silencio.
Acariciarnos sin rozarnos,
amarnos con la razón de los deseos del alma.
Mutuos arrullos, besos aterciopelados,
suspiros diluidos, músculos tensos,
roces tiernos, como jamás de nadie.

Siempre has sido mi debilidad.

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domingo, 7 de febrero de 2010

Me harás el amor...

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Me harás el amor con emociones que nunca había sentido,
pasiones incontroladas que despertarán mis fantasías.

Temblando de placer, casi sin hacer nada,
suspiros que me dejarán sumida en un letargo feliz.

Perderme en tu mirada, dulce veneno,
que sacia mi sed en arroyos tranquilos,
para terminar reposando en la placidez de tu playa.

Miradas sutiles y caricias arriesgadas que desbordan ríos,
navegándome, bebiéndome, empapándote de mí,
mientras mi mente goza exaltada
y tus manos recorren mi cintura deseando abrazos y tersuras de piel.

Olvidando tormentas de sentimientos que me hacen enloquecer
y ahogan mi amor en el llanto cada mañana,
cuando al despertar, no te encuentro.
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sábado, 6 de febrero de 2010


Esperándote
peinando canas de azul
salgo al camino.
El cielo me acompaña
y el tiempo se detiene.

El cuco suena
sosteniendo las horas
eligiéndote.
Refugiada en la noche
amándote te olvido.

Delirándome
dándome a las estrellas
suspirándote.
Recordando los días
esperando un milagro.