Recuerdo atesorado… la más
potente de mis memorias. Segundo mágico que hace que duelan las profundidades
del alma por no olvidarlo.
Me arruinó para siempre
deteniéndome en el tiempo siendo la locura de mis días, acompañándome cuando
cierro los ojos.
No reclama, no espera, pero no
escapa de mí. No quiere un beso sino mi alma. No quiere mi cuerpo sino todo mi
ser y un abrazo es lo único que me impediría caer.
Y sigue ahí, sin decir nada, viendo
como sucumbo ante mi locura.
Amar es entregar la vida,
soltarla y navegar. Saltar al vacío sin caminos trazados.
2 comentarios:
Pues si te hace daño, a olvidarlo.
Hola.
No es fácil olvidar algo así.
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