Ya no hay salida de sol… sólo existe el ahora y puede ser
aterrador a veces.
Pero si cierro los
ojos y escucho el susurro de mi corazón, no me rindo. Y no importa cuántas
veces lo acalle. Me dice que nunca acabará mientras existas tú, exista yo, y él
tenga esperanza.
Quisiera que el
olvido llegara sólo con desearlo y poder restar importancia a todo, pero no sé
hacer eso, se me estremecen las entrañas y lo único a lo que llego es a
intentar no llorar mientras todo me parece lejano y quiero sentir que ya no sufro.
Soñé mil veces llegar
a tu alma y quedarme en ella mientras te quería cuando te sentías débil,
vulnerable y sola, cuando tus ojos se llenaban de lágrimas, cuando tu corazón
estaba cerrado y tu alma rota.
Hoy después de ti no
hay nada, después de tu nombre no hay nadie, mientras todo me arrastra a la
oscuridad donde habita tu recuerdo aprisionando mis sueños que buscan una
salida.
Mostrarme a pecho
descubierto, sin secretos, me hizo vulnerable sin miedo a un dolor que no pensé
que llegaría… tanto confié en ti que mi piel dejó de ser mi escudo para convertirse
en espacio de caricias mostrándose transparente.
Y no buscabas ni mi
corazón ni mi piel, sólo que pasara el tiempo.
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