sábado, 8 de diciembre de 2018

Y aún prefiero morir...



A los románticos nos gustan las películas de amor. Si terminan bien nos llenan de felicidad, si mal la tristeza nos embarga. No siempre se pueden derribar los obstáculos ni lograr que el amor prevalezca, ni siquiera el amor verdadero. A veces hay amores que por alguna razón son imposibles. Olvidar a quien amamos no es tarea fácil.
He leído por algún sitio “no hay amores imposibles, sino amantes cobardes”.  Quizás la amante cobarde sea yo porque a pesar de todo permanezco enamorada y mi decepción no llega porque sería como dejar atrás un sueño y olvidar que amé, talar el árbol antes de que dé fruto, y aún me niego.
Pero necesito olvidar porque hay una parte mínima de mí que me dice que este es uno de esos amores  imposibles, porque intenta hacerme saber que no lo será por más que yo lo desee, porque sé que su decisión ya  está tomada y, aún sabiendo cómo la amaba, no fué por mí. Necesito olvidar porque estar enamorada me hace daño, tanto o más como el que ella me hizo al apartarme y ese desamor  me está agotando.
Desear dejar de sufrir, lo deseo. Querer ser feliz, lo quiero. Dejar que ella deje de ocupar todos mis pensamientos lo necesito hasta el punto de ponerme en su piel e intentar tomar las decisiones que tomó y justificarlas para entenderlas y prefiero que sea feliz con su elección antes de que ella no lo fuera cuando, con el tiempo, descubriera que no me amaba . Amarla me está haciendo sufrir pero no puedo hacer de todo borrón y cuenta nueva.
El último mensaje que leí de ella, antes de que lo borrara, fue  un “te quiero”, y sus razones para matarme  acaban conmigo cada día por no haberlas oído de su boca mientras miraba sus ojos y saber si me mentian, porque cada vez que la veo me siento incapaz de todo,  porque la amo hasta el punto de preferir morir antes que olvidarla y sigue habiendo demasiadas horas en las que quiero morir.

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