Una sola mirada consiguió ruborizarla.
Lentamente, sintió como se iba adentrando hasta su más profundo secreto como el aire que se desliza por cada uno de los recovecos de una inmensa y oscura cueva.
Por sus ojos a su garganta, donde descubrió palabras nunca pronunciadas, ahogadas por la vergüenza o el miedo; canciones que nunca hallaron más eco que el susurro.
De su garganta a su corazón, donde la sangre transitaba sin más carga que la del oxígeno que la mantenía con vida, sin más destino que el de volver, una y otra vez, al mismo comienzo.
De su garganta a su estómago, fuerte como una roca, única ayuda en los peores momentos, cuando había de digerir lentos anocheceres, cuando lo que más deseaba era dormir y olvidar.
Sus hombros, sus brazos, sus manos, cansados de asir los remos de su vida luchando contra toda imposición. Su cadera, sus piernas, sus pies, adheridos a un suelo al que rogaba se hundiera antes de que encontrara su alma, escondida y muerta de miedo, temblorosa y enamorada.
En sus ojos… lágrimas secas
En su garganta… un anhelo
En su corazón… un latido
En su alma… su alma se asomó tímidamente para encontrar luz en otros ojos.
Lentamente, sintió como se iba adentrando hasta su más profundo secreto como el aire que se desliza por cada uno de los recovecos de una inmensa y oscura cueva.
Por sus ojos a su garganta, donde descubrió palabras nunca pronunciadas, ahogadas por la vergüenza o el miedo; canciones que nunca hallaron más eco que el susurro.
De su garganta a su corazón, donde la sangre transitaba sin más carga que la del oxígeno que la mantenía con vida, sin más destino que el de volver, una y otra vez, al mismo comienzo.
De su garganta a su estómago, fuerte como una roca, única ayuda en los peores momentos, cuando había de digerir lentos anocheceres, cuando lo que más deseaba era dormir y olvidar.
Sus hombros, sus brazos, sus manos, cansados de asir los remos de su vida luchando contra toda imposición. Su cadera, sus piernas, sus pies, adheridos a un suelo al que rogaba se hundiera antes de que encontrara su alma, escondida y muerta de miedo, temblorosa y enamorada.
En sus ojos… lágrimas secas
En su garganta… un anhelo
En su corazón… un latido
En su alma… su alma se asomó tímidamente para encontrar luz en otros ojos.
8 comentarios:
Pues nada chica, que eres una romántica.
me encanto el final, la idea del alma finalmente saliendo a la luz con su luz propia
buscando una compañera, a su igual, a su par
gran poema sobre cuando el amor llega
saludos
Pues va a ser que si, PEDRO. Creo en el amor a pesar de todo. No sé si de igual manera en el recibido como en el profesado... pero amor, al fin y al cabo. No sé si mueve montañas, pero lo intenta.
Que seas feliz, cielo.
Gracias Danilo por regalarme tu visita. Tu blog... lindo... compartiendo muchas cosas. Me alegra haberte encontrado.
Feliz Navidad a los dos desde mi corazón.
MAILE:
Palabras nunca pronunciadas...
Me gusta esa expresión.
Espero que puedas pronunciarlas todas a su momento justo.
Salu2
Mi querido Dyhego poeta... que comente usted en este blog ya es un regalo que no sé si merezco, más que nada porque ello me dice que lo lee y, sinceramente, era una deferencia que no esperaba comparando la calidad del resto de los blog que usted visita. Que subraye una expresión ya me parece increible.
Si escribo, además de hacerlo porque me gusta, es para que sea leido, y comentado... ¡ Dulce vanidad !
A cambio yo aprendo leyéndole.
bello de toda belleza
que asi sea, de todo corazon :)
un abrazo maile, desde nuestro casi casi verano y muy lluvioso de hoy :)
besos
claudia
Un saludo desde "Tomara que tu viera" y Felices Fiestas.
Algún día CLAUDIA, algún día.
Ya te envié un beso mojadito... desde aquí un abrazo lleno de buenos deseos para ti, como siempre.
Señor Mamé... me quedo con sus saludos guardaditos en mi cofre de las cosas buenas. A vuelta de correo reciba uno de los mios.
Cariñosos besitos y Felices Fiestas.
Publicar un comentario