martes, 24 de marzo de 2009

Hermandad del Rocio de Estepona. El Camino II




A la mañana siguiente, caminamos hacia Almonte por Monte Higo. De suelo recio, cómodo para el caminante, discurre entre viñas que orgullosas muestran su fruto incipiente. Más adelante nos cobijan eucaliptos y pinos que regalan su sombra para el almuerzo. A eso de las cinco de la tarde llegamos a Almonte y atravesamos sus calles en dirección a la Parroquia de la Asunción desde donde enfilamos el Camino de Los Llanos, camino austero y polvoriento, el mismo que la virgen toma, tanto a la ida como a la vuelta, en su Traslado.


Tras cruzar el Puente de Olivarejos, sobre el arroyo de Santa María de la Algaida, ya caída la tarde, llegamos a la zona de pinares, y justo detrás del Hogar del Pastorcito, la acampada de la segunda noche. Coincidimos allí con otras Hermandades, entre ellas Cauta y Algeciras, esta última muy cercana a nosotros y con la que compartimos, el viernes por la mañana, la Misa de Alba.


Después de visitar El Hogar, costumbre de las Hermandades que por allí pasan, cruzamos la carretera y tomamos el camino paralelo, ya el último tramo hasta la Aldea. Es un camino ancho, de arena amarilla, suelta y fina, con algunos bancales más profundos que la Carreta bordea, para que no sea demasiado el esfuerzo, ya que la sombra de los eucaliptos y pinos, estando el sol en sus horas mas generosas, no se ofrece al peregrino que acompaña al Simpecado.


Antes de llegar al paraje de El Merco, donde la Hermandad gozará de un sesteo más prolongado, el último Ángelus y el bautizo de los nuevos romeros, rodeados de una muy alegre convivencia, sabiendo que en unas pocas horas, y después de un año de espera, de nuevo llegaremos ante Ella.
A eso de las seis de la tarde, Estepona entra en la Aldea por el Camino de Moguer hasta su Casa Hermandad, un abrigo de hierros y toldos, donde compartimos un fin de semana glorioso que siempre nos habrá sabido a poco.


La Hermandad de Estepona no es Hermandad de muchos caballos, ni de las más antiguas, ni la que hace el camino más largo o más bonito, pero con eso no se mide la Fe ni el amor por la Señora, y el de la Hermandad de Estepona es mucho y del bueno.


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