Disfrutaba leyendo pasiones,
verdades a gritos,
dibujadas en su frente.
Sabía que la deseaba,
la quemaba despacio,
pero nunca dijo nada.
Le gustaba sentir su mirada
dejando huellas de paso
donde una espalda ya no lo es.
Retirar un mechón de pelo,
descubrir una historia,
era el mejor de los gestos.
Conocía sus pretensiones
como si fuesen propias.
Era sugestivo hablar
y prolongar un saludo
hasta la madrugada.
Un día le dijo que la amaba…
a la flor se le fue el color
y desapareció la magia.
2 comentarios:
Idealizar demasiado al amado tiene ese peligro.
Salu2.
(No quiero que pienses que mis comentarios pretenden ser un jarro de agua frío. Simplemente me gusta darles la vuelta a las cosas para ver cómo son por detrás).
Salu2.
Sentir que eres "objeto" del deseo de alguien es muy agradable, las hormonas salen de la rutina. Pero cuando no quieres de ese alguien nada mas que amistad (mas que nada porque es buena y sana), que el deseo hable o el amor aparezca sin poder corresponder, te coloca en una situacion incomoda y la magia de la amistad puede romperse.
¿Como decir que prefieres que sea amigo y no amante?
Besos mi señor Diego.
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