sábado, 2 de mayo de 2020

En serio? Cincuenta y uno?

¿Cincuenta y un día ya? Parece mentira pero dejé de contar los días de confinamiento desde que se prorrogó por primera vez el dichoso Estado de Alarma. Me dió tanta rabia...
Si hubiesen sido vacaciones tampoco hubiera ido a ningún sitio, no estan las cosas como para eso. Limpieza, descanso, lectura, descando, algún paseito, descanso, escribir, descansar... qué le voy a hacer, soy casera. No hubiera echado en falta ni un viaje, ni el trasnocheo, ni poderme sentar horas y horas delante del televisor. Ni siquiera poder dormir hasta mediodía, que una es madrugadora por defecto y mi despertador mecánico casi nunca suena porque el biológico le toma la delantera y para éste las siete de la mañana son casi sagradas también durante el asueto. No por nada sino porque no soporto volver al trabajo y sentir la pereza de tener que levantarme a las cinco y media. 
Con esto y pensando que la cosa no iría mucho más allá de quice días me dije que un descansito no vendría mal. Pero cincuenta y uno ya es demasiado descanso para cualquiera. Ya quedó atrás lo de vaciar armarios y rponer orden en los cajones, dejar como los chorros del oro los cristales y las tapas de los armarios o recomponer ese grifo que parece que pierde una gotita casi desde que lo pusieron. Y todo durante la primera semana porque para la segunda quedó lo de no hacer más que lo justo y descansar. Pero ya resulta hasta cansino ese monótono paseito cada cuatro o cinco días para comprar en la tienda que hay junto al portal. 
Lo peor de todo es que ahora pensando que pronto volveré al trabajo, porque mis jefes ya se estan preparando para abrir el restaurante, se me coje un pellizco en la boca del estómago y me doy cuenta de que es porque no se me apetece en absoluto. Nada de nada.
Es terrible. ¿El confinamiento me ha vuelto perezosa? Pues el "quizás" me da aún más miedo que volver al trabajo.



2 comentarios:

Naranjito dijo...

Me pasa lo mismo, la pereza se ha adueñado de mi día a día. Hoy que se supone que podía salir resulta que no tengo ganas. Bueno, la semana que viene me lo tomaré con filosofía y daré una vuelta a ver si todo está en su sitio.
Un abrazo.

maile dijo...

Si.
Ayer tuve la ocasión de salir pero esperé. Hoy igual porque viendo la inconsciencia de muchos he decidido que hoy también esperaré. Demasiado personal pegadito unos a otros, demasiado poco espacio, demasiada poca mascarilla y demasiado poco cerebro como para arriesgarse. Y ahora no es pereza, es miedo. Cuando se les pase la fiebre del toro en el chiquero, saldré.
Como muy pronto me incorporaré al trabajo para el once, o el doce, si no me mandan al paro porque, tal y como estan las cosas, si pueden despedir a alguien me despiden a mi que soy la que mas cerca está de la jubilación y la que más mala cara pone cuando ve que lo que intentan es "darte por detrás para que andes para adelante", y eso por no ser ordinaria.
Dios proveerá, como diría mi madre.
Abrazos para usted también.