“Me pregunto qué diría Internet de lo que me pasa ahora” “Mejor no saberlo”. Son dos frases que acabo de oír en una serie que sigo… que voy por la séptima de ocho temporadas, que ya no me gusta tanto pero que aún me resisto a no ver el último capítulo por más que sé que puedo hacerlo. Raro, raro.
Mi vida ha cambiado mucho muchísimo.
No es que mis “necesidades” hayan quedado en un segundo plano, que si, sino que por supeditar lo mío ante lo de mis seres más queridos, lo mío está llegando a ser lo principal por inexistente y lo que hago por ellos sólo esta siento una carga, difícil de sobrellevar y falta de todo tipo de aliciente. Soy mala? Puede que sí, aunque sólo sea por decir crudamente lo que siento.
Hace siete años volví a esta casa porque mi padre estaba enfermo y más “ligero” que una pluma, mi madre estaba “mayor” y a mi hermana casi la mandan al Psiquiátrico por una “grave ausencia”. Tres en uno para dejarlo todo… trabajo, casa, amigos y 33 de mis 53 años. El año pasado se volvió a repetir… mi padre había fallecido en el 05, mi madre se había caído hacía dos años y necesitaba mucha ayuda y a mi hermana la tenían que operar de ambos hombros. Dejé lo único que tenía, mi trabajo, porque ni días libres, ni vacaciones, ni de nuevo al erte… me despedía o me despedía. Y me despedí, porque era necesario.
Lo malo es que lo hice porque creí que debía y, como no es lo que quería, hoy el esfuerzo no me compensa por no tener nada, ni ganas de vivir. Dos años de psicólogo sólo han servido para aclararme que ni este es capaz de convencerme de que “la aceptación” es lo que me falta. Ya sabía que yo soy de las que se aguanta, no de las que acepta como si tal cosa.
No tengo vida, la que tengo ni me gusta ni me hace feliz… no tengo amigos, ni posibilidad, ni tiempo… ni dinero, porque ando con una ayuda de 400€… ni trabajo, es evidente… ni casa, vivo en la de mi madre… Tengo cama y comida, y como dice mi hermana “debería estar contenta”, pero no lo estoy. Sé que hay quien está peor, pero nunca eso fue un consuelo para mí.
Perdón a quien lea esta ingrata misiva… sólo necesitaba vomitar sin que salpicara a nadie.
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