Visité ayer al médico y dice que
sigo “enferma de amor”, de duelo por un amor que no olvido, y que he de asumirlo
porque, si a la vista está que no es correspondido, mi lucha entre seguir amando y no deber y
entre querer dejar de amar y no poder, está acabando conmigo.
De camino a la consulta creí que me diría que “no quiero
olvidarlo”, pero no… supo ver que lo que me ocurre es que no lo consigo… que de
lo poco que obtengo, o sea nada, hago que sea suficiente, que una sonrisa me parezca
suficiente, que las migajas me sean suficientes... han de ser suficientes.
Pero, ¿cómo deja uno de amar, de anhelar o de desear? ¿Existe
una pócima, escondida en las páginas de algún libro de magia, que lo consiga? ¿Algún
Dios… pasado, presente o futuro… al que implorar?
Si alguien sabe de una cura que me lo cuente.
2 comentarios:
Pues no se de un remedio...
A mi el tiempo me ha puesto en otro lugar... y valorarme y romper con todo lo que me hacia daño.
Quien bien te quiere no te dolerá.
Besos
Si Laura, quizás también el tiempo me ponga en otro lugar o me permita, cuando menos, alejarme de aquello que me daña.
El médico dice también que necesito tiempo, pero cuando notas que ese ya no suma sino que descuenta... es difícil. Y si cada vez que vuelcas todo el amor que tienes en alguien, y ese amor cae y se pierde en el vacío, pierdes parte de ti cada vez... y eso no vuelves a recuperarlo.
Yo he invertido esta vez la que creo ha sido mi última gota y he perdido más de lo que nunca imaginé, que no sabía ni que aún lo tenía... me he quedado demasiado vacía.
Gracias por tu comentario Laura porque lo aprecio en lo que vale.
Saber que me lees es todo un honor.
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