
Allí donde comienza el camino,
donde el mar rompe el acantilado,
junto al silencio y las sombras,
cerca de la bruma…
Allí donde lo que deseas
se lleva en una mochila,
donde el día no tiene horas
y el tiempo es el eterno amante
de un reloj de arena…
Allí donde todos somos un principio,
donde la tarde confía en el ocaso
de la tibia línea del mar y el cielo…
Sentada junto a la puerta me encontraras
y viviré otra vida para darte tiempo
donde la espera estalla, allí,
donde el faro lanza un guiño al horizonte.
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